lunes, 7 de febrero de 2011

Morning Glories 1-3, de Nick Spencer

El señor Nick Spencer es uno de los valores en alza del cómic norteamericano y aquí está, quizá, una de las razones del porqué. Morning Glories es una serie que nos lleva a una especie de internado muy elitista en el que pasan cosas muy raras y donde nuestros protagonistas, seis adolescentes brillantes (cada uno a su manera), acaban de ingresar. El hecho de que los protagonistas sean adolescentes puede que alguien le eche atrás (no siendo un cómic superheroico donde, sinceramente, eso está a la orden del día), pero no debería. Primero, sí, los seis están construidos sobre la base de varios arquetipos que todos podemos reconocer, e incluso se permite caer en varios tópicos, pero siempre desde una perspectiva fresca e interesante. Además, lo bueno es que, si bien están asentados sobre cimientos básicos, sus personalidades tienen más tridimensionalidad de lo que podría parecer y más, asumo, según avance la serie. Además, todos ellos son atractivos, por una cosa o por otra: o bien empatizamos con ellos o bien los odiamos o bien nos encantan, pero siempre tienen algo que los hace atractivos.

En cuanto a los misterios y resto de personajes del cómic, sin revelar nada, diré que igualmente podemos ver cosas sacadas de lo ya visto pero realmente uno de los puntos fuertes de la serie es que no teme ir más allá de lo habitual o introducir elementos completamente desproporcionados en un entorno que, aparentemente, no lo admite. Y ahí está parte de la genialidad y originalidad que impregnan a la serie y que la hacen muy adictiva: nunca sabes qué puede pasar porque ya desde el principio se ha establecido que puede pasar de todo y que las reglas aquí están para romperse. Además, y pese a toda la oscuridad de la trama, es una serie con diálogos y situaciones divertidas o, que si no llegan a eso, se disfrutan como lector. Naturalmente, aún, como veis, hablo desde lo que puede ser o casi ni llegar a ser aún, el planteamiento de la serie, por lo que aquí hay mucho que desarrollar, misterios por explicar y tramas por aclarar. Puede que ahí resida mi principal miedo con esta serie: ¿sufrirá un síndrome Lost o será capaz de explicar lo necesario para que todo el mundo quede contento o, como mínimo, le echará humor al asunto? ¿Se acabará el lector anestesiando contra la sorpresa y terminará aburrido? Está por ver.

El dibujo de Joe Eisma es atractivo y le pega bien a la serie aunque sí, sufre de algunos problemas de rigidez o de representación de algunas acciones, que no quedan del todo naturales (así como algunos temas anatómicos), pero a mí no sólo me vale, sino que me parece un buen autor para ilustrar a adolescentes envueltos en locuras elevadas a la enésima potencia. Si evoluciona y pule algunos de sus defectos y tosquedades, creo que puede llegar a ser un gran dibujante. Hasta entonces, aquí queda bien y aporta a la serie lo que le pide.


En definitiva, aunque hablo quizá muy pronto, os aconsejo que le echéis un ojo a la serie que, después de un primer número que tiene una gran parte de presentación de los personajes pero un gran comienzo y un gran final, no deja de lanzarnos cosas raras a la cara. Si cuando lo vayáis leyendo os intriga y entretiene a partes iguales, quedaros con ella, que puede ser muy curiosa. Pero vamos, como decía arriba, eso sólo el tiempo lo dirá.

2 comentarios:

  1. Coincido con lo que comentas sobre esta serie. Por cierto, te he linkado desde mi blog: http://www.comicsimage.blogspot.com/ Allí hablo sobre Morning glories entre otras colecciones de Image.

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  2. Leí el primer TPB, que recopila los números #1-6. He quedado totalmente prendido de la serie. las ténicas narrativas son muy innovadoras y uno nunca sabe a qué atenerse. Y bueno, todas las chicas están buenísimas también, lo que le da un punto extra a la serie.

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