jueves, 20 de enero de 2011

Top 10 1-12, de Alan Moore

Ya he hablado aquí de la habilidad que tiene Alan Moore para trabajar con los clichés del mundo superheroico y la ciencia ficción y hacer algo diferente. En este caso que nos ocupa, el primer volumen de la colección Top Ten (para su editorial American Best Comics o ABC), tenemos lo que resulta cuando se afronta una historia en la que, según el propio Moore, seres con superpoderes se encuentran con Canción triste de Hill Street. Y es que Top 10 tiene lugar en una de las muchas tierras paralelas de un universo muy peculiar: en esta tierra, concretamente, TODO EL MUNDO tiene superpoderes o habilidades (y tecnología avanzada, inteligencia artificial, extraterrestres y demás conceptos, son algo del día a día), y alguien tiene que velar porque la paz y el orden se mantengan, como en cualquier otro lugar. Esos son los protagonistas de nuestra historia, los agentes destinados en una de las estaciones de policía (la décima) de una gran ciudad, Neopolis.

Desde luego hay que admitir que Moore estaba inspirado en el final de los 90 y principios de los 00, porque en aquella época hizo algunos grandes trabajos rodeado de otros que no eran tan interesantes en general, mucho más inspirado de lo que le veo ahora. Top Ten es la perfecta muestra de ello, una colección en la que maneja una cantidad absurda de conceptos, crea reglas y da coherencia a todo un universo (presente y pasado), trabaja a los personajes y los caracteriza y, por si fuera poco, desarrolla varias tramas de investigación que se complican progresivamente y evolucionan a lo largo de la colección, todo ello de modo que la tarea de ser guionista de una serie así, parece algo que se puede conseguir sin esfuerzo y que, simplemente, es algo que sale. Creo que eso es un signo de que algo se está haciendo bien: cuando se compone una gran historia llena de elementos interesantes a todos los niveles y parece que se ha hecho sin esfuerzo, porque así es como quedan historias que se leen bien, que son divertidas, originales y entretenidas, además de estar muy bien pensadas. A lo largo de la colección, además, Moore se permite hacer una gran cantidad de homenajes a los universos más conocidos del mundo del cómic, bien mediante homenajes o, directamente, de parodias brutales como el evento cósmico de los gatos y los ratones, que me parece una genialidad. Y, no sólo eso, sino que también trabaja con cosas como la tolerancia y el racismo, que resultan muy recurrentes dentro de la serie, y que entran en juego de un modo natural.


El dibujo de la colección está realizado por Gene Ha y Zander Cannon. El primero es bien conocido y el segundo parece que le asistió porque no es especialmente rápido. En cualquier caso, el resultado da coherencia a la serie y consigue crear un estilo y atmósfera que encajan bien con el mundo de locura y conceptos extraños en el que se mueve la historia. Además, los momentos más íntimos o los de acción están bien presentados, todo con el uso de una narración fluida y clásica. Donde quizá más llama la atención el dibujo, a parte de su corrección y lo apropiado que es, sería en los diseños, que son muchos, tantos que no todos pueden ser buenos u originales (lo segundo muchas veces no se pretende deliberadamente, claro), pero hay una gran cantidad de ellos muy inspirados y curiosos teniendo en cuenta la cantidad de personajes hay en la serie.

En definitiva, es una serie totalmente recomendable y, si veis algún tomo por ahí, ni os ocurra no comprarlo. Después salieron más cosas como 5 números de Smax (que siguen un argumento de esta serie), Top 10: The Forty-Niners y Top 10: Beyond the Farthest Precinct, pero estos 12 números que os comento hoy, se sostienen por si solos como un trabajo más de los muchos interesantes del excéntrico autor inglés.

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